eduardo
Bernal

“Quiero ser parte de la historia Chilena. Pero después de mi carrera como deportista quiero seguir aportando los conocimientos adquiridos a futuras generaciones en el sur de Chile”, añade.

Lucha grecorromana

Nacido en venezuela

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Eduardo, comenzó a practicar lucha a los 12 años y poco tiempo después ingresó al Liceo de Talentos Deportivos del Club Táchira, en San Cristóbal, Venezuela, donde además se graduó de bachillerato en ciencias y tecnología. Su talento deportivo le permitió competir a nivel nacional e internacional, obteniendo numerosas medallas. Simultáneamente ingresó a estudiar Ingeniería civil en la universidad.

Apenas llegó Chile, contactó a los entrenadores del equipo chileno de lucha para agilizar su ingreso al centro de alto rendimiento (CAR). “Todos me recibieron muy bien e incluso mis nuevos compañeros me ayudaron a conseguir vestimenta para el frio. Todo eso fue muy importante, porque comenzar de cero en otro país es bastante difícil, pero la vida me premió al conocer a grandes personas que me ayudaron a encontrar estabilidad lo más pronto posible”, recuerda Eduardo.

“Tras siete meses de estadía pude enviarle dinero para los pasajes a mi madre, mi padrastro y mis dos hermanas. Actualmente todos residen en Los Ángeles, región de Biobío, donde están muy adaptados y contentos, ya que la gente es amable y apañadora. Mi padre vive en Estados Unidos, y desde allá siempre me cuenta que está muy orgulloso de todo mi progreso en Chile”, agrega con emoción.

El camino no fue fácil para este joven deportista, pues tuvo que desempeñar diversos trabajos para su sustento. Trabajó como copero, maestro y administrador de un restaurante de sushi; luego en una empresa de maquinaria pesada; en una empresa seguridad administrada por ex compañeros de lucha; y finalmente en una importadora de materiales de construcción. “Siempre recibí el apoyo necesario para acudir a mis sesiones diarias de entrenamiento”, cuenta.

Aunque en su último trabajo tuvo la oportunidad de desarrollarse en su profesión de ingeniero, finalmente renunció y se dedicó por entero a su sueño de ser deportista de alto rendimiento. Esta vez, con la camiseta del país que lo acogió y le dio la oportunidad de crecer como profesional y deportista.

Este camino de esfuerzo, resiliencia, perseverancia y dedicación culminó hace muy poco con la alegría de recibir justo a tiempo la carta de nacionalización que le permitirá a Eduardo competir oficialmente por el Team Chile en los Juegos Panamericanos Santiago 2023. “Ha sido un camino muy largo, pero con la mira puesta en el objetivo. Quiero competir por este lindo país y darle alegrías”, comenta Eduardo con mucho entusiasmo.

“Quiero ser parte de la historia Chilena. Pero después de mi carrera como deportista quiero seguir aportando los conocimientos adquiridos a futuras generaciones en el sur de Chile”, añade.

Fotos: Instagram personal

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“Ser chilena es un orgullo para mí, es un país muy lindo y con una cultura diferente y preciosa, con naturaleza maravillosa y simplemente por eso ya estaría orgullosa (…) Para mí es un orgullo representar esta bandera y ponerme el traje del Team Chile”.

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“Visitamos a mi tía para celebrar mi cumpleaños. Ella me preguntó en dónde quería celebrar mi cumpleaños y me dio tres opciones: comida rápida, en una pista de patinaje sobre hielo y un muro de escalada, siendo la opción que elegí. Tres meses después le dije a mi papá que quería practicar ese deporte”, comenta.

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“Salir de tu país y llegar a otro es muy difícil, porque debes enfrentarte al mundo real y al campo laboral, haciendo cosas que antes no hacías, porque solo te dedicabas al deporte. Pero la constancia que uno aprende en este deporte te ayuda a sobrevivir. Nunca dejas de ser luchadora, y yo trabajaba, entrenaba y estudiaba al mismo tiempo”.